Viaje Shenzhen, Donguang y Hong Kong

Los que me sigáis por twitter sabréis que hace un par de días volví de otro viaje de trabajo y ya es el tercero este año!

Confieso que tenía algunos reparos ante la idea de un viaje de casi dos semanas por China, yendo por mi cuenta a visitar proveedores y a asistir a reuniones de empresa, yo que siempre he trabajado como autónomo por mi cuenta, no es algo a lo que esté muy acostumbrado, pero una oportunidad de viajar tampoco es algo que vaya a dejar pasar fácilmente! La verdad es que sobrepasó todas mis expectativas, no solamente en cuanto al propósito del viaje sino en cuanto a la experiencia en si, ya que sorprendentemente ha resultado ser uno de los mejores viajes que he realizado.

Los chinos son grandes anfitriones y me han cuidado muchísimo, además por primera vez he podido convivir con ellos en el día a día y he aprendido muchas cosas de su cultura que se escapan cuando se viaja como turista.

Otra grata sorpresa ha sido poder descubrir por fin Shenzhen, ciudad que había visitado dos veces y a la que no tenía ningún cariño, pero que ahora veo con otros ojos. Para situaros un poco, es la ciudad de la provincia de Guangdong que hace frontera con Hong Kong, seguramente la mayoría no habréis oído hablar de ella pero es una ciudad enorme, moderna, repleta de rascacielos y con más de diez millones de habitantes, casi nada.

Los primeros días los pasé en una zona de las afueras, que a pesar de estar solo a unos kilómetros del centro, tiene un ambiente mucho más parecido al de cualquier otra ciudad del interior del país, donde aún no están acostumbrados a ver extranjeros y cuando vas por la calle todo el mundo se te queda mirando e incluso muchos se acercan a saludarte o a hacerse fotos contigo. 

A Donguang fui dos días pero no puede visitar nada más que lo que veía por la ventanilla del coche, así que no he incluido ninguna foto por el momento.

Al final tuve la oportunidad de ir con unos amigos al centro de Shenzhen donde pasamos dos días de compras, de copas e incluso visitando un salón recreativo al más puro estilo japonés y un parque temático bastante curioso.

Pero lo mejor siempre hay que dejarlo para el final y en esta ocasión fue la oportunidad de poder volver a una de mis ciudades favoritas: Hong Kong. Aunque para eso tendréis que esperar hasta la próxima entrada.