Estambul

Sí Turquía es el puente tanto geográfico como cultural entre Europa y Asia, Estambul es donde mejor queda ejemplificada esa fusión de culturas y civilizaciones,  todas y cada una de las cuales ha ido dejando su rastro a lo largo de miles de años, moldeando poco a poco sus calles hasta convertirla en la mezcolanza de estilos que es hoy día. 

Ya no es la capital del país pero con sus 13 millones de habitantes sigue siendo su ciudad más grande y poblada. El Bósforo, un estrecho que conecta el Mar de Mármara con el Mar Negro, no solo divide la ciudad en dos, sino que marca la frontera entre los continentes europeo y asiático. Esa división sin embargo, no se aprecia en esta ciudad donde reina la multiculturalidad por encima de todo. Es cierto que la gran mayoría de la población actual es musulmana y prueba de ello son las omnipresentes mezquitas que con sus cupulas y sus esbeltos minaretes dominan el perfil de la ciudad, pero puede verse la impronta de los tracios,  griegos, persas, romanos, bizantinos, otomanos, árabes,... todos ellos fueron cincelando poco a poco esta ciudad convirtiéndola en una de las más bonitas de Europa.

Tengo que decir que me encantó, especialmente porque si bien hay ciudades que gustan por su carácter o ambiente únicos, Estambul es como si reuniera diferentes ciudades en una sola. 

Caminando por la zona de Sultanahmed nos transportamos a la antigua Constantinopla, con la preciosa Santa Sofía, la impresionante cisterna romana, el hipódromo, ... y a tan solo unos pasos nos vemos inmersos en el esplendor del imperio Otomano con el Palacio Topkapi y la Mezquita Azul.

El Barrio del Gran Bazar por otra parte tiene ese ambiente de oriente medio, con las numerosas mezquitas, mercados, el Gran bazar, el bazar de las especias, ... y cruzando el Cuerno de Oro llegamos a Beyoglu con sus ambiente mucho más europeo, la Torre Gálata y la Avenida Istiklal, que es como un Portal del Angel de Barcelona pero mucho más largo y con un tranvía recorriéndolo de punta a punta. 

Desde allí se llega a la plaza Taksim y más allá, los ultramodernso barrios financieros de Levent y Maslak con sus rascacielos. Por no hablar de otros barrios interesantes como el de Balat con la comunidad griega y judía, Eyüp, Besiktas o los barrios de la zona asiática donde tienen su residencia la mayoría de los estambuleños y que suelen quedar fuera de los circuitos turísticos.

Esa riqueza cultural e histórica hace que a momentos uno piense que esta recorriendo Roma, en otros que quizás se haya perdido por las calles de París y al siguiente darse cuenta de que sin duda se trata de una ciudad asiática. 








En definitiva es una ciudad que recomiendo totalmente, tanto para una escapada romántica de un fin de semana con vuestra pareja como para una visita más larga para los fanáticos de la historia y el arte o a los que busquen una experiencia diferente sin tener que irse demasiado lejos.




Estambul es fácil de viajar y tiene todas las comodidades de cualquier ciudad europea pero con el aderezo exótico, una ciudad en la que vale la pena perderse y dejarse llevar para dejar atrás los prejuicios y antes de darse cuenta verse seducido por sus singular encanto.