Estados Unidos no es uno de los países que más me atraen, como ya sabréis a estas alturas cuando tengo ocasión de viajar lo suelo hacer hacia oriente, pero a parte de Nueva York que es una ciudad que me encanta, San Francisco era el segundo destino norte americano que más me llamaba la atención y ya que esta vez tenía a alguien a quien ir a visitar no me lo pensé dos veces.
El tópico del clima Californiano de sol y playa aquí no se acaba de cumplir del todo. Tres cuartas partes de la ciudad están rodeadas por el mar y las frías corrientes del océano pacífico en contraste con las altas temperaturas de la costa Este forman las tan características nieblas de San Francisco que provocan cambios bruscos de temperatura y verdaderos microclimas dependiendo de la zona en la que te encuentres. Puede que por la mañana haga un sol radiante sin una nube, pero al poco puede levantarse viento y por la noche refrescar mucho, con lo que la única solución es el conocido sistema de la cebolla, llevar capas de ropa que puedas quitarte y ponerte dependiendo del momento.
Otra consecuencia es que la mayor parte del tiempo la principal atracción de la ciudad, que no es otra que el puente Golden Gate se encuentra cubierto por una densa nube. Ya os adelanto que la foto de postal de puente rojo brillando bajo un cielo soleado, todo y haberla intentado diversos días, no conseguí hacerla.
Pero lo que más me chocó de mi visita, es quizás la gran cantidad de indigentes que hay y no me refiero a algún vagabundo o a gente pidiendo dinero en las esquinas, sino drogadictos, dementes, viejos, borrachos, ... en general no suelen molestarte más allá de pedirte dinero, pero es sorprendente que en el país más avanzado y primera potencia económica mundial se vean escenas de este tipo, he visitado muchas zonas del mundo realmente pobres pero no había miseria ni sensación de inseguridad. Más que gente pobre, se trata de eso, de las drogas y de la inseguridad ya que hay muchos barrios en los que no es aconsejable adentrarse, un día crucé el barrio de Tenderloin de noche y daba realmente miedo, especialmente por estar en un país en el que cualquiera puede tener un arma.
Estas son algunas de las cosas por las que USA no me gustaba, pero San Francisco también tiene cosas buenas y no pocas!
Algo que llama la atención nada más pisar calle es lo tranquila que es la ciudad, es mucho menos ruidosa que otras grandes ciudades, la gente parece también tomarse las cosas con más calma y fuera del distrito financiero en el que se congregan algunos rascacielos, todo son bloques de pisos bajos y pequeñas casitas de colores, rodeado de mucha vegetación, parques y por supuesto el mar.
Puede que el verano del amor quede ya lejos, pero San Francisco sigue siendo una de las ciudades más tolerantes y abiertas de mente y uno de los motores ideológicos y artísticos de EEUU. Además es una ciudad totalmente multicultural, a decir verdad fuera de Asia es la ciudad con más asiáticos que he visto nunca y con diferencia. Y es que para los chinos, coreanos y japoneses dispuestos a cruzar el pacífico, San Francisco era el destino más cercano y ya desde el siglo XIX se estableció una gran comunidad asiática en la zona de Chinatown que ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días. No es que sea una zona especialmente bonita, pero tiene un cierto encanto por dar un toque diferente a la ciudad y sobretodo por poder encontrar productos y restaurantes auténticamente asiáticos, cosa que para mi es un gran punto a favor especialmente por la falta de autenticidad de la gastronomía asiática que solemos encontrar prácticamente en toda Europa.
En cuanto a Japantown, es una zona en la que se congregan algunos negocios y comercios japoneses y coreanos, pero básicamente se trata de un centro comercial, quizás me faltó tiempo para verla a fondo pero siendo sincero me decepcionó un poco.
Al igual que Nueva York o Los Angeles, SF es una ciudad que hemos visto un millón de veces en películas y hace gracias reconocer rincones o calles, incluso algunas de las principales atraciones de la ciudad son tales por su aparición en tal o cual película como la prisión de Alcatraz o la serpenteante Lombard Street.
En definitiva San Francisco me gustó, más de lo que imaginaba, me parece una ciudad bonita, con sus colinas, sus calles empinadas, sus parques, el paseo de la zona de embarcadero, los tranvías de madera, el tren vintage, los museos y galerías de arte, el ajetreado Chinatown, el parque Golden Gate, la ecléctica y exótica the Mission con sus murales y su comunidad hispana, las preciosas vistas desde la Coti Tower, Russian Hills, los bares y restaurantes de South Beach, la elitista pero bonita zona de Marina e incluso la turística zona de Pier39 en Fisherman's Wharf con los leones marinos tomando el sol en los muelles.
Aunque eso sí, todo y ser un buen destino para unas vacaciones cortas, a diferencia de otras ciudades con muchas cosas interesantes para el turista, me queda la sensación de que es un lugar mucho mejor para vivir que para visitar.
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