Sintra

Pocos sitios hay más mágicos y singulares que Sintra. A 30 km de Lisboa, es una escapada perfecta de un día desde la capital, aunque después de haberla visitado me arrepiento de no haberla convertido en una escapada de fin de semana, en mi opinión vale la pena quedarse al menos una noche, tanto por todo lo que hay que ver como por lo agradable que es el mismo centro histórico con muchos restaurantes, cafés y tiendecitas.

Sintra fue la villa de recreo de la realeza y nobleza durante el siglo XIX, un lugar en el que desatar sus más excéntricas y románticas fantasías, dejando volar su imaginación en una competición por ver quién creaba el edificio más estrambótico. Como salidos de un cuento encontramos castillos, palacios y museos inspirados por leyendas, creencias esotéricas y sociedades secretas. 

No tuvimos oportunidad de visitarlos todos ni mucho menos, además los precios de las entrada son bastante desorbitados, así que si se quieren visitar muchos hay que tenerlo en cuenta al planear el presupuesto del viaje.

Tanto el Palacio de la Pena (declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO) como el Castillo dos Mouros merecen una visita, pero el más espectacular y el que más gustó es la Quinta da Regaleira con su extenso jardín repleto de esculturas, cuevas, lagos, torres, pasadizos subterráneos, fuentes, cascadas,… Un verdadero patio de recreo lleno de referencias masónicas e inspirado sobretodo por la arquitectura medieval, que hace las delicadas tanto de niños como de adultos. 

El Palacio también es muy bonito pero la atracción principal y la más impresionante es el llamado Pozo iniciático, una escalera en espiral que se hunde 30 metros bajo tierra hasta llegar a la base en la que se encuentra la cruz de los templarios en el suelo de mármol. Como el resto del palacio, es un lugar cargado de simbolismo y envuelto de misterio y leyendas. Sobretodo no perderse la falsa pared de piedra que es en realidad es una puerta giratoria en lo alto del pozo, parece salida de un episodio de Scoobydoo! 

Si estás en Lisboa es una salida muy recomendable y si viajas con niños yo diría que casi obligatoria.