Los macacos cubiertos de nieve bañándose en las aguas termales del parque de Jigokudani se han convertido en una de las imágenes más populares de Japón, pero hasta el momento no había tenido ocasión de viajar por esa zona así que esta vez aprovechando que era invierno planeé mi ruta para poder pasar por Nagano y desde allí ir a Jigokudani, que ya tocaba!
Desde la estación de Nagano cogí un autobús que en unos 25 minutos me llevó al parque Jigokudani, es muy turístico así que con decirle al conductor que vais al "monkey park" ya os dirá donde bajar y por donde ir. Básicamente te dejan en el arcén de una carretera a 5 minutos de la entrada del parque y desde allí son otros 30-40 minutos recorriendo un camino que cruza el bosque hasta la zona en que se encuentran los monos. Este mapa tan detallado lo dejaba todo bien claro! jaja
He tenido muchos encuentros con monos antes, como en Bali o Tailandia, y todo y que eran zonas con mucho turismo siempre tenía que andarme con ojo de que un mono no me saltara a la espalda o me mordiera una pierna pero en cambio estos monos parecen estar totalmente domesticados. Se pasan el día comiendo y bañándose e ignoran absolutamente a los humanos, hacen como si no existiésemos. Por supuesto son animales y hay que tener cuidado pero aunque te pongas a hacerles fotos a un palmo de distancia ni te miran y si se ponen a pelearse como locos pasan por tu lado como si no estuvieras, es increíble.
La estampa de los monos nadando y retozando en el agua, viendo como se quedan adormilados en las rocas y van nadando tranquilamente de un lado a otro, la verdad es que es bastante curiosa.
A mediados de Diciembre la verdad es que hacía bastante frío pero la nieve aún no había calado, cosa que restó un poco de encanto a las fotos, fue un poco de mala suerte ya que tan solo cinco días después de haber ido todo el parque estaba cubierto por un palmo de nieve.
Reconozco que la visita me gustó, fue una experiencia interesante pero más que ver a los monos y hacerles algunas fotos, lo que más disfruté fue el paseo a través del bosque, bordeando un par de templos olvidados, antiguas casas de madera, rodeado por el espeso bosque de pinos, caminando a solas mientras caían lentamente unos ligeros copos de nieve, fue de lo más relajante y es que no hay nada como respirar aire fresco y estar en contacto con la naturaleza para olvidar el estrés.
Aquí os dejo la ruta de ida y vuelta que hice a pie desde la parada del autobús al parque, realmente no tiene pérdida. En total fueron unas 2 horas entre hacer fotos y pasear, tomándomelo con bastante calma.
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