Desde Bikaner volvimos en tren hasta Nueva Delhi. El viaje fue algo durillo porque solo quedaban billetes para la clase más baja y sin aire acondicionado, por lo que pasamos la noche intentando dormir en unas camas ya de por si incómodas, no son más que unas plataformas acolchadas con 2 dedos de espuma y plastificadas, a cuarenta y pico grados de temperatura y con la arena entrando sin parar por las ventanas, arena que al entrar en contacto con el sudor formaba un barro que acababa cubriendo todo el cuerpo, algo de lo más agradable.
Finalmente llegamos de vuelta a Nueva Delhi, con la tranquilidad de encontrarnos en un sitio ya conocido y sabiendo que en dos días nos íbamos a casa.
Aprovechamos para ver algunas cosas que nos habíamos dejado pendientes como el fabuloso complejo de mausoleos de la Tumba de Humayun, una de las muestras más tempranas del arte Mogol que más tarde culminaría en la creación del Taj Mahal.
También visitamos la moderna Bahai House of Worship, conocido como el Templo del Loto. Esta situado a las afueras de la ciudad y aunque el interior no tiene mucho interés, el edificio es precioso y destaca por ser un centro de oración en el que tienen cabida todas las religiones y credos, la entrada es totalmente gratuita y uno tan solo tiene que descalzarse y mantenerse en silencio.
Hasta aquí llegó nuestro viaje por la India. Un viaje que siendo sinceros nos ha dejado un cierto mal sabor de boca comparado con todos los otros sitios en los que hemos estado. Es cierto que nos centramos en Delhi, Agra y Rajastán, dejándonos demasiadas cosas por ver como para poder tener una idea de lo que es la India. Pero sí podemos hablar de lo que hemos visto y vivido y no ha sido como nos esperábamos. Probablemente ese fuera el problema, las ideas preconcebidas, fundadas en las experiencias de otros viajeros. Como ya os explicamos, en la India encontramos la pobreza, la suciedad y el caos más absoluto en todos los aspectos de la vida, pero eso no nos sorprendió, sin embargo la espiritualidad, la bondad y la alegría de la gente de la que tanto habla todo el mundo es lo que echamos a faltar. Y es que no podemos hablar de las zonas que no hemos visto, pero hemos pasado el mismo tiempo en la India que por ejemplo en Myanmar y en esta última sí nos quedamos maravillados con la gente, con cómo a pesar de sus penurias y su vida humilde viven con alegría y un optimismo contagiosos, una gente con la que hemos pasado algunos de los mejores momentos de estos últimos meses. Sin embargo en la India en muchas ocasiones nos hemos sentidos verdaderamente maltratados y a pesar de haber estado tan poco tiempo, hemos vivido algunas de las peores situaciones del viaje: desde los niños que empezaron a tirarnos piedras por la calle a cuando un grupo de hombres hombres nos rodeó en un andén hablándonos en hindi y con un puñal colgando del cuello o cuando nos encontramos en medio una pelea en plena calle en la que un hombre se puso a golpear en la cabeza a un viejo que iba con bastón.
Hay cosas a las que uno se puede acostumbrar, como el hecho de que la gente solo piense en si misma y no tenga ningún tipo de preocupación por los demás o que todo el mundo se te quede mirando fijamente durante minutos, tanto si están lejos como si están a un palmo de distancia o hasta que te mientan y te intenten timar constantemente. Pero hay otras cosas, como el machismo y el desprecio por las mujeres que son menos tolerables para nosotros. Todos los hombres miraban a Marta con total descaro, todo y que iba acompañada no tenían ningún reparo en decirle piropos o intentar ligar con ella o faltarle al respeto. La mayoría de los hombres son de lo más chulesco y les gusta sentirse superiores intentando sonrojar a las mujeres pero al mismo tiempo tienen la doble moral de escandalizarse si alguien se da un beso o se abraza en publico, y sus esposas han de ir tapadas y vivir ocultas para protegerse de la lujuria de los otros hombres. En Rajastán, la mujer sigue siendo un ciudadano de segunda, no ves mujeres trabajando en ningún sitio al margen de los mercados donde venden fruta o artesanía, su principal función es tener hijos y cuidarlos, además alrededor de la mitad de las mujeres del estado han sido obligadas a casarse con menos de 15 años y con los hombres que han elegido sus familias.
Otra cosa desagradable es el hecho de que absolutamente TODO el mundo te exija dinero, que no es lo mismo que pedir. Las viejas, los ascetas y los niños solo verte te dicen "dame dinero" así por las buenas, lo peor es que la mayoría de las veces no se trata de gente pobre, pero ven a los extranjeros como monederos y creen que tenemos el deber de darles dinero, además al final siempre acabas soltando monedas por aquí y por allá y son incapaces de decir al menos gracias. Si consideran que les das poco, cogen el dinero, te insultan y se van, si en cambio sabes que les has dado demasiado, siguen pidiéndote pensando que pueden sacarte aún más. Además hay mucha gente, que intenta degradarse a si misma lo máximo posible o degradar a sus hijos para intentar sacar más dinero, eso sin mencionar los ya bien conocidos casos de mafias y padres que mutilan a niños por ese motivo.
Mientras en Laos por ejemplo podíamos ver a los monjes recorriendo las calles en silencio a primera hora de la mañana en busca de donativos de arroz o en Japón uno puede encontrarse a un monje de pie en una esquina, sin moverse durante todo el día esperando una limosna, los monjes y ascetas indios te persiguen pidiéndote dinero o te dicen que les hagas fotos para más tarde pedirte dinero. Con esto no pretendemos decir cómo han de actuar, tan solo es un ejemplo de dos actitudes muy distintas y que representan en parte a dos culturas que hemos descubierto están muy lejanas la una de la otra.
Con todo, la India sigue siendo un lugar único y fascinante, un país que hay que visitar y vivir en primera persona para empezar a asimilar lo simple y a la vez incomprensible de su forma de vida, un lugar que como suele decirse, es capaz de lo mejor y de lo peor.
En estas semanas hemos conocido muchos lugares y personajes increíbles, es una tierra llena de vida y color, un lugar con una capacidad inagotable para sorprender y uno de los mejores destinos posibles para hacer fotos. En absoluto nos arrepentimos de haber decidido ir y seguimos queriendo viajar a todos los lugares que nos hemos dejado por ver, sin embargo la próxima vez iremos con otra actitud, con la lección aprendida sobre como hay que ser para sobrevivir y que no te tomen el pelo y sobretodo con tiempo, sin prisas ni ansias por volver a casa, con la calma, la paciencia y la ganas de recorrer un país tan extenso y que estamos seguros, tiene mucho más que ofrecer.
Ahora que hemos vuelto, mucha gente nos pregunta si nos ha gustado la India y la respuesta más sincera que podemos dar es un sí, pero con matices. Es cierto que muchas cosas no nos han gustado o no nos han echo sentir cómodos, y como os hemos explicado ha sido principalmente debido a la forma de ser de los propios indios, pero también hemos conocido a otras personas encantadoras y con las que hemos pasado momentos maravillosos y al final son esos recuerdos los que más pesan y con los que deseamos quedarnos por encima de todo.