12.18.2012

Inspiration: WWF parallax sequence

Precioso vídeo realizado únicamente a partir de fotografías de los archivos del WWF. Mediante la combinación de secuencias y la animación de paralaje, han conseguido crear una ilusión de profundidad y movimiento a cámara lenta con una definición impresionante. 

WWF PARALLAX SEQUENCE from Make Productions on Vimeo.

By manipulating still photos from the WWF archive we created these stunning slow motion shots. We have created a stand alone film by combining the 'parallax' shots from 2 existing films produced by AD Hoc Films for WWF.
Animation/compositing: Make Productions
Producer: Daniel Glynn-Ad Hoc Films
photographic credits: makeproductions.co.uk/wwf-credits
Client: Ad Hoc Films for WWF
Music: Snow Patrol "What If This Storm Ends?"

11.30.2012

Galle

Galle
Galle es la ciudad más importante del sur de Sri Lanka. Ya desde los primeros asentamientos de mercaderes portugueses allá por el 1500 se convirtió en una parada imprescindible en las rutas marítimas entre Europa y Asia. Pero no fueron los portugueses, sino los holandeses quienes construirían el actual fuerte e impulsarían el desarrollo de la ciudad hasta convertirla en el principal puerto del país durante más de doscientos años.
Galle
Lo más conocido de Galle es el fuerte que data del s.XVII y forma parte del patrimonio de la UNESCO, pero no solo se trata de la zona amurallada, sino del casco antiguo resguardado en su interior y que a permanecido prácticamente inalterado hasta nuestros días, incluso el tsunami de 2004 que devastó gran parte de la zona moderna, a penas causó desperfectos en la zona antigua protegida por sus altos muros.
Galle
Galle
Galle
DSC05080Galle
Galle tiene el aspecto de un pueblo medieval europeo pero a la vez mantiene ese aire tropical y asiático, convirtiéndolo en uno de esos lugares con un carácter muy exótico, una ciudad colonial que ha ido cincelándose por el comercio y la mezcla de culturas, un enclave único en Sri Lanka y uno de los pueblos más bonitos de todo el sudeste asiático,  a la altura de Luang Prabang o Melaka.
Galle
Galle
Galle
Galle
Galle
Galle
Galle
Mi viaje se acercaba a su fin y tentado por las preciosas playas del sur había estado a punto de no visitar Galle, pero por una vez hice caso de lo que ponía en la guía y al final fue una de las sorpresas más gratas de Sri Lanka. Caminar por sus calles es como pasear por un museo vivo, donde las antiguas villas, iglesias y mezquitas intercalan arquitectura holandesa, india y cingalesa. No es de extrañar que ese ambiente bohemio haya atraído a muchos artistas y diseñadores de todas partes del mundo. Se dice que actualmente las dos terceras partes de Galle son propiedad de extranjeros, pero el lugar aún se mantiene vivo, las tiendas están regentadas por cingaleses, en las playas que bordean las murallas se ve a familias bañándose vestidas, al atardecer los niños salen a volar sus cometas y las mezquitas y templos budistas estan repletos de fieles.
Galle
Galle
Galle
Galle
Galle es una de esas joyas que han sobrevivido al paso de las años y han sabido preservar su singular carácter, pero lo que sí se percibe viendo el tipo de restaurantes y hoteles que abren o que estan aún en construcción, es que el turismo ya ha empezado a hacer mella, no en el sentido de destruir el legado arquitectónico pero sí de alterar el ambiente. Los extranjeros compran y restauran antiguas mansiones para crear segundas residencias, preciosos hoteles de lujo y restaurantes de lo más chic, el entorno y la fachada son inmejorables, pero poco a poco se va volviendo un lugar elitista, un escenario en el que pasean turistas como es Hoi An en Vietnam o Ubud en Bali. Lugares que son muy bonitos, que indudablemente vale la pena visitar pero que poco a poco van desplazando a la población local y perdiendo algo de su autenticidad, de aquello que los hizo en un principio tan únicos y atractivos. Al fin y al cabo es la eterna dicotomía entre conservación y desarrollo y también reconozco que es cierto que los lugares que no se han rescatado y conservado (a modo de explotación turística) suelen acabar desapareciendo o siendo derruidos para construir ciudades nuevas encima.
Galle
Galle
Galle
Mi experiencia en Galle fue muy buena y a pesar del incipiente turismo aún es una ciudad real y muy vivo y reconozco que me encantó, es uno de esos lugares idílicos en los que muchos soñamos con retirarnos algún día, así que tampoco puedo culpar a los que lo han conseguido y están disfrutando de ello.
Galle
Galle

11.09.2012

Playas del sur

Tangalla
Mi primera parada en la costa sur de Sri Lanka fue Tangalla, el que se suponía era un destino paradisíaco pero algo desarrollado y turístico. Al llegar una vez más me sorprendió que no había nadie por allí, seguramente por ser temporada baja ya que en agosto la costa suroeste se ve afectada por el monzón, pero el hecho es que pude alojarme en un bonito hotel a pie de playa a muy buen precio. En el hotel había una pareja de españoles que se marchaba ese mismo día y una pareja joven de rusos. El resto de hoteles parecían estar vacíos o cerrados y paseando por la playa no vi ni a un solo turista así que cuando algún local me veía de lejos me decía que me acercara para hablar. 
Tangalla
Así pasé medio día, paseando y charlando con la gente. Pero después de comer me regalé una larga siesta y toda una tarde de relax leyendo en una hamaca colgada entre dos palmeras a escasos metros de la orilla que me supo a gloria.
Tangalla
Tangalla
Tangalla

Tangalla
Tangalla
Mi estancia en Tangalla había sido perfecta hasta que me desperté a las 2 de la mañana sobresaltado porque me estaba cayendo agua en la cara. Había estallado una fuerte tormenta y había una gotera que se colaba entre el inmaculado y recién terminado techo de maderas de teca y que iba a parar justo encima de la cama. Mi primera reacción fue asomarme a ver si había alguien despierto, y me pareció ver a alguien, así que bajé y crucé el patio intentando no mojarme mucho mientras explicaba que había una gotera en mi habitación, pero al acercarme más, lo que me encontré fue al chico de rastas que llevaba el hotel enrollándose con la novia del chico ruso con los que había estado cenando! al verme no dijeron palabra y se escabulleron disimuladamente dentro de una habitación como si no me hubieran visto... al final yo volví a la mía y solucioné el tema moviendo la cama a la otra punta de la habitación haciendo un ruido terrible, pero lo más gracioso fue que al cabo de media hora y cuando ya me había dormido apareció el chico del hotel vestido solo con los calzoncillos para ver que es lo que me pasaba. En fin puro estilo tropical.
Mirissa
Mi próxima parada fue Mirissa que por el contrario tenía fama de ser una de las joyas del país, aún sin explotar, donde no había construcciones a pie de playa ni había llegado el turismo masificado. Pues bien, de todas las playas que visité esta fue sin duda la más concurrida, incluso en temporada baja. Había mucho hoteles y mucha gente en la playa, bueno no al nivel de la Barceloneta o Benidorm en verano pero sí se veían muchos turistas. 
Mirissa
Mirissa
Mirissa
Mirissa
Mirissa

Mirissa
La playa eso sí es preciosa, hay una cala rocosa con aguas turquesas que parece de postal y después una larga playa de arena blanca donde poder bañarse plácidamente. Lo que más me gustó fue seguramente el aspecto salvaje de la zona, hay muchísima palmeras y vegetación y a pesar de estar bastante desarrollado y de estar muy cerca de una carretera,  se tiene la sensación de estar en medio de la selva, como en una isla perdida.
Mirissa
Mirissa
Mirissa
Fue una lástima porque aún me quedaban muchas playas por descubrir, sobretodo las menos conocidas, pero por desgracia mi tiempo se acababa y tuve que despedirme del mar por lo que me quedaba de viaje. Tampoco me quejaré ya que pasé unos días de absoluto  relax y buena vida en un entorno paradisíaco, pero creo que no hace falta que lo diga, las fotos ya hablan por si solas.
Mirissa
Mirissa

10.29.2012

Viaje en tren a Ella

Hill Country
Había ido a la estación dos días antes para reservar un billete pero todos los de primera clase estaban agotados desde hacía tiempo, así que solo quedaba plantarme a primera hora de la mañana y comprar un billete para el próximo tren a Ella (pronunciado Wela).

Mientras hacía cola dudaba de si iba a quedarme sin billete y tendría que pasar más días en Kandy, pero pronto descubrí que eso no iba a ser un problema. Lo billetes numerados no parecían tener fin, por lo visto a nadie le preocupa la relación entre billetes vendidos y la capacidad de los vagones, así que billetes para todos!

Primero cogí un tren local que iba bastante vacío hasta la estación que hacía conexión con Ella y allí fue donde poco a poco nos fuimos congregando un montón de gente, la mayoría turistas, a decir verdad hasta ese momento casi no me había encontrado extranjeros en Sri Lanka, sería que estaban todos esperando en ese andén?

Como venía con la lección aprendida de mi primer viaje en tren desde Colombo a Anuradhapura, mi idea era entrar, tirar la mochila en cualquier lado y quedarme colgando todo el trayecto de una puerta, cualquier cosa para ver el paisaje y que me diera un poco el aire.
Hill Country
En este caso al parar el tren no hubo lugar para ningún juego de pasar bultos o reservar asientos, el tren estaba hasta los topes, claramente no cabía ni un alma, qué decir de los cientos que estábamos en el andén, pues bien, superando las limitaciones de la física y a base de empujar y apretarse finalmente nos metimos todos. Ha sido con diferencia la vez que he viajado más apretado. Para que os hagáis una idea es como si cogierais el metro de cualquier ciudad en hora punta y metierais el doble de personas, es decir que no es solo que vayas de pie y sin poder moverte, sino que la gente va poniéndose una encima de otra como piezas de tetris. Muchos de los que estaban sentados en las butacas tenían a alguien sentado encima y a dos o tres personas de pie en el espacio para las piernas. Por si no fuera suficientemente divertido era un constante ir y venir de vendedores ambulantes de verduras, bebidas, cacahuetes etc con lo que ni siquiera podía quedarme hecho una bola en mi pequeño espacio, tenía que ir contorsionándome a cada momento para dejar pasar una pierna, un codo, una mochila,... hubo un par de veces en que tuvimos que meternos cuatro personas dentro del lavabo para que pudiera salir alguien en una parada.
Hill Country
Los primeros momentos fueron de subir al tren fuera como fuera, pero a medida que los minutos pasaban empezó a aflorar el terror en las caras de los turistas al darse cuenta de que todo el viaje iba a ser así y es que muchos de ellos viajaban en familia con niños mientras que otros eran gente mayor, jubilados alemanes y americanos, pobrecitos alguien les habría vendido que Sri Lanka era un lugar precioso y nos les había contado que moverse dentro del país es toda una aventura.
Hill Country
Hill Country
Hill Country
Pues así, sin mejorar lo más mínimo, fue el viaje de 8 horas hasta Ella. Suena terrible? pues no lo fue, no lo fue en absoluto, al contrario fue uno de las mejores experiencias que he tenido en Sri Lanka. Todos hablaban unos con otros, se turnaban para sentarse, a ratos algunos se ponían a cantar y cada vez que pasábamos por un túnel los niños se ponían a gritar emocionados como si fuera el tren de la bruja de una feria. Además tuve la suerte de coincidir con una pareja del país vasco que estaba de luna de miel y que me amenizaron mucho el viaje, si alguna vez leen esta entrada aprovecho para mandarles un saludo! :) incluso para los jubilados fue un gran viaje, si al comenzar todos tenían caras largas y de cabreo al final todos estaban sonrientes, contagiados por la alegría de los cingaleses.
Hill Country
Hill Country
Hill Country
Las primeras horas no podía ni acceder a mi cámara para hacer fotos, me limitaba a quedarme de pie hecho un churro sin poder ver nada por las ventanillas porque quedaban muy por debajo de mi  nivel de visión. No fue hasta la última media hora cuando se vació un poco y pude hacer alguna fotos del interior del tren y finalmente los últimos quince minutos antes de llegar tuve la oportunidad de sentarme y disfrutar del paisaje, que por cierto, era una auténtica maravilla.
Hill Country
Hill Country
Hill Country
La zona del Hills country es una gran extensión montañosa de kilómetros y kilómetros de vegetación y plantaciones de té. Al verla parece imposible que esté a solo unas pocas horas de playas paradisiacas de arena blanca y palmeras.
Hill Country
Al llegar a Ella aún tenía toda la tarde por delante así que busqué un hotel, compré unos rotis para llevar y me dirigí hacía el Little Adam's Peak. Un paseo a través de un bosque y un par de plantaciones de té que resultó ser mucho más fácil y corto de lo que esperaba. Desde la cima las vistas eran una maravilla, montañas y campos que se perdían hasta el horizonte con el atardecer de telón de fondo.
Hill Country
Hill Country
Hill Country
Hill Country
Me habría quedado una eternidad contemplando el paisaje pero se estaba haciendo oscuro y empezó a llover así que me fui de vuelta al pueblo. De camino me encontré con una chica inglesa que había conocido en el tren así que fuimos a cenar y después a tomar algo. Fue un poco surrealista estar tomando un mojito en medio de plantaciones de té en Sri Lanka, pero qué vacaciones de verano que se precien no tienen al menos un mojito?
Hill Country
Aunque en este caso se trataba sobretodo  del viaje en tren que cruzaba una de las zonas más bonitas del país más que del destino en sí, me abría gustado quedarme al menos un día más en Ella para hacer alguno de los trekkings por los alrededores, pero haciendo cuentas no tenía ningún día que perder si quería coger el vuelo de vuelta a Bangkok desde Colombo. Así que al día siguiente me subí a un autobús con dirección a la costa sur para dejar atrás las bajas temperaturas y volver a disfrutar de un poco de sol y playa.