Festival Matsuri

Matsuri significa festival o día festivo en japonés, pero normalmente se utiliza para referirse a las grandes fiestas tradicionales de Japón. Aunque se celebran a lo largo de todo el año, la mayoría se concentran en verano y suelen tener relación con algún templo local o evento religioso, generalmente implican pasear un palanquín o reliquia de forma multitudinaria acompañados de música y bailes, algo bastante parecido a las procesiones que tenemos en España, pero con un ambiente probablemente más festivo y desenfadado.

Ise Jingû

En la población de Ise se encuentra el Ise Jingû, el templo sintoísta más sagrado de Japón. En realidad se trata de un gran complejo con muchos santuarios y templos menores siendo los más importantes el Naikû (santuario interior) dedicado a Amaterasu Ô-Mikami, diosa del sol y de la cual se cree que desciende la familia imperial japonesa, y el Gekû (santuario exterior) dedicado Toyouku Ô-Mikami diosa de los alimentos, la industria y el comercio. 

El acceso a los templos esta totalmente restringido más que para los sumos sacerdotes y la familia imperial, no pueden hacerse fotos y además apenas pueden verse ya que están detrás de unos muros de madera, aunque no por ello deja de valer la pena su visita.  El santuario de Ise representa el estilo de arquitectura japonesa más pura, desarrollado durante la época previa a la introducción del budismo y la influencia coreana y china, con el uso de materiales naturales, sin decorar: madera, caña, gravilla negra y blanca, cuerda, papel y detalles de oro. Es la belleza reducida a la mínima expresión y donde puede apreciarse la esencia de la estética y la filosofía japonesa. 

Quería visitar Ise sobretodo por su importancia y no esperaba ver mucho más que unos tejados por encima de una valla, pero realmente hay mucho que ver y si se es un poco alto, como es mi caso, la verdad es que el edificio principal del Santuario Naikû se ve bastante bien, además el entorno natural que lo rodea es suficientemente impresionante se por si.

Lo más fácil es visitar Ise en una excursión de un día desde Nagoya, si váis desde Tokio o Kioto es probable que tengáis que pasar noche en el pueblo, pero realmente me parece un lugar que vale la pena ver, tan solo tened en cuenta que no se trata de una atracción turística sino de un lugar sagrado en el que hay que mostrar el máximo respeto, es más, esta lleno de guardias para garantizar que así sea.

Os dejo algunas fotos en blanco y negro de las zonas de alrededor de los templos, no puede hacer muchas fotos ya que estuvo todo el día diluviando y si ya de por si es difícil hacer fotos con una cámara manual como la mía, intentar hacerlo con una sola mano mientras con la otra sujetas el paraguas ya es demasiado. De todas formas Ise me encantó, es un lugar fascinante por su importancia histórica, cultural y religiosa e incluso aunque no estéis muy interesados en el sintoísmo y la cultura tradicional, es un lugar precioso.

Slideshow verano 2011

Espero terminar pronto alguno de los vídeos que he estado filmando en este viaje, pero por ahora os dejo con un slideshow a partir de las fotos hechas con el móvil a lo largo de todo el verano. 

No son fotos buenas, prácticamente todas son de comida! pero creo que dan una visión mucho más personal e intima y quería compartirlas de algún modo, no tenía muy claro como ponerlas en el blog, cuales poner y cuales no así que os las presento así, casi 1200 fotos condensadas en unos pocos minutos. 

A ver si os gusta, espero que no se os haga muy largo y que no os coja dolor de cabeza con tanto bombardeo de imágenes! Todas las fotos están realizadas con un Iphone4 y la app Hisptamatic.

Si queréis verlo a mejor calidad no olvidéis darle a HD. Que tengáis un muy buen fin de semana!

Nagoya

No sabía muy bien qué esperar de Nagoya, conocía poco de la ciudad y no es que quisiera ver nada particular allí,  fui más que nada por su buena accesibilidad a Ise y por ser una de las últimas ciudades japonesas que me quedaban por ver.

Una de las cosas que me gustan de Japón es que todas las ciudades se parecen, quizás no suene como algo positivo pero me refiero a que el nivel de desarrollo entre unas ciudades y otras no es tan marcado: Tokyo, Osaka, Yokohama, Fukuoka, Hiroshima o Nagoya son todas ciudades modernas, con millones de habitantes, rascacielos, montones de restaurantes de todo tipo, museos, templos, lugares históricos, gran oferta cultural, buen transporte público y además limpias y seguras. Esta claro que Tokyo se lleva la palma pero mi impresión es que la diferencia entre vivir en la capital o en otra gran ciudad de Japón no es tan determinante como en otros países de Asia o Europa.

Uno de los emblemas de la  Nagoya es sin duda su castillo. Todo y que actualmente lo que puede visitarse es una réplica de hormigón, ya que el original fue arrasado durante la Segunda Guerra Mundial, la visita vale la pena. A parte de la imponente fachada, el interior es un museo sobre su historia y en el último piso hay un observatorio con buenas vistas de la ciudad.

Pero la zona que más me gustó es la del del distrito de Ôsu donde empieza un recorrido por algunos de los templos más importantes de la ciudad como el enorme Ôsu Kannon y alrededor del cual hay toda una zona de tiendas de artesania, electronica, fotografía y ropa vintage y de segunda mano, también es donde suele ir la gente joven así que en general hay un ambiente bastante alternativo.

Por otra parte en Sakae es donde se concentran la mayoría de grandes marcas y centros comerciaes y donde se encuentra uno de los nuevos iconos de la ciudad, el futurístico Oasis21, una estación de autobuses y complejo comercial al lado de la antigua TV Tower y con una plataforma que parece salida de una película de StarTrek.

En un viaje a Japón, es normal centrarse únicamente en Tokyo y Kyoto y si se tienen algunos días extra visitar Nara, Nikko, Kamakura o incluso Osaka, pero a mi Nagoya me gustó, me parece una ciudad muy agradable y en la que hay bastantes cosas que ver, si se esta una temporada larga desde luego vale la pena acercarse.

Kioto

Cuando llegué a Japón ya había comprado el billete de vuelta a Barcelona, así que era un viaje a contrareloj para intentar ver los principales lugares que me habian quedado pendientes de mis viajes anteriores, mi objetivo era como mínimo ver Fukuoka, Osaka, Nagoya e Ise y por supuesto disfrutar de unos cuantos días en Tokyo, que me encanta. Así que en principio descarté Kioto donde ya había estado dos veces y que la última vez ya había recorrido de forma muy intensiva visitando práctimamente todos sus templos, bueno quizás exagere ya que hay unos 2.000, pero desde luego ví los principales y muchos otros que están fuera del las rutas turísticas.

Pero Kyoto es un lugar tan bonito y tan único,  que a última hora y gracias a que tenía el rail pass que me daba la libertad para moverme a mi antojo por todo el país, decidí pasar al menos un día y aprovechar para ver la zona de Sagano que me quedé con ganas de ver la última vez.

Kioto fue la antigua capital de Japón desde el s. VIII hasta el s. XIX cuando fue trasladada oficialmente a Edo, actual Tokyo. Pero mientras esta última sufrió mucho durante los ataques de la Segunda Guerral mundial, Kioto nunca llegó a ser bombardeada y es donde hoy en día puede apreciarse mejor la cultura tradicional japonesa. Eso no significa que Kioto sea un pueblecito, es más, la primera vez que la visité me decepcionó un poco ver que era una gran ciudad. Al llegar a la ultramoderna estación de tren uno se pregunta si realmente está en ese lugar de casitas de madera con tejados inclinados de loza, pero al empezar a recorrer sus calles, pronto se verá colmada con creces cualquier expectativa por ver y experimentar la belleza del Japón que se ve en las postales: templos, palacios, teatros, castillos, jardines e incluso geishas y maikos.

No tuve tiempo para mucho, pero fue suficiente para matar el gusanillo y me alegro de haber ido una vez más, para mi Kioto aún siendo todo lo turistico que pueda ser, es uno de los lugares más bonitos que hay en el mundo y no porque sea una ciudad bonita, que tampoco lo es especialmente sino porque es una zona con un patrimonio cultural tan impresionante y que abarca tantísimos rincones de una belleza tan extraordinaria, como no conozco ningún otro. Kioto no solo es un imprescindible si se viaja a Japón sino que para mi es motivo más que suficiente para coger un avión y cruzar medio mundo para verlo. 

Perderse por las estrechas calles de Gion, sentarse a orillas del río Kamogawa, contemplar los jardines de gravilla y rocas en los templos zen, recorrer el paseo de los filósofos, tomarse un pincho de dango y un té verde, maravillarse con los tuneles de toriis de Fushimi Inari Taisha, meditar en los bosques de bambú de Arashiyama o ver el atardecer desde lo alto del Kiyomizudera. Os diría que si podéis elegir la visteis durante el otoño, entre noviembre y diciembre cuando el follaje de los arces es de un rojo tan intenso que os parecerá  imposible que alguna vez fueran verdes, pero también os aconsejaría que fuerais en primavera para ver los cerezos en flor y el agradable ambiente festivo que se respira en esa época, pero en verano es igualmente bonito y estoy seguro de que en invierno ha de ser una maravilla y es que una de las características de la cultura japonesa es la de saber aprovechar y potenciar la belleza en cada una de las estaciones del año, es esa preocupación y mimo por los detalles aparentemente insignificantes lo que más me fascina de su cultura. En definitiva cualquier momento es bueno, yo jamás me cansaré de visitar Kioto.