Había ido a la estación dos días antes para reservar un billete pero todos los de primera clase estaban agotados desde hacía tiempo, así que solo quedaba plantarme a primera hora de la mañana y comprar un billete para el próximo tren a Ella (pronunciado Wela).
Mientras hacía cola dudaba de si iba a quedarme sin billete y tendría que pasar más días en Kandy, pero pronto descubrí que eso no iba a ser un problema. Lo billetes numerados no parecían tener fin, por lo visto a nadie le preocupa la relación entre billetes vendidos y la capacidad de los vagones, así que billetes para todos!
Primero cogí un tren local que iba bastante vacío hasta la estación que hacía conexión con Ella y allí fue donde poco a poco nos fuimos congregando un montón de gente, la mayoría turistas, a decir verdad hasta ese momento casi no me había encontrado extranjeros en Sri Lanka, sería que estaban todos esperando en ese andén?
Como venía con la lección aprendida de mi primer viaje en tren desde Colombo a Anuradhapura, mi idea era entrar, tirar la mochila en cualquier lado y quedarme colgando todo el trayecto de una puerta, cualquier cosa para ver el paisaje y que me diera un poco el aire.
En este caso al parar el tren no hubo lugar para ningún juego de pasar bultos o reservar asientos, el tren estaba hasta los topes, claramente no cabía ni un alma, qué decir de los cientos que estábamos en el andén, pues bien, superando las limitaciones de la física y a base de empujar y apretarse finalmente nos metimos todos. Ha sido con diferencia la vez que he viajado más apretado. Para que os hagáis una idea es como si cogierais el metro de cualquier ciudad en hora punta y metierais el doble de personas, es decir que no es solo que vayas de pie y sin poder moverte, sino que la gente va poniéndose una encima de otra como piezas de tetris. Muchos de los que estaban sentados en las butacas tenían a alguien sentado encima y a dos o tres personas de pie en el espacio para las piernas. Por si no fuera suficientemente divertido era un constante ir y venir de vendedores ambulantes de verduras, bebidas, cacahuetes etc con lo que ni siquiera podía quedarme hecho una bola en mi pequeño espacio, tenía que ir contorsionándome a cada momento para dejar pasar una pierna, un codo, una mochila,... hubo un par de veces en que tuvimos que meternos cuatro personas dentro del lavabo para que pudiera salir alguien en una parada.
Los primeros momentos fueron de subir al tren fuera como fuera, pero a medida que los minutos pasaban empezó a aflorar el terror en las caras de los turistas al darse cuenta de que todo el viaje iba a ser así y es que muchos de ellos viajaban en familia con niños mientras que otros eran gente mayor, jubilados alemanes y americanos, pobrecitos alguien les habría vendido que Sri Lanka era un lugar precioso y nos les había contado que moverse dentro del país es toda una aventura.
Pues así, sin mejorar lo más mínimo, fue el viaje de 8 horas hasta Ella. Suena terrible? pues no lo fue, no lo fue en absoluto, al contrario fue uno de las mejores experiencias que he tenido en Sri Lanka. Todos hablaban unos con otros, se turnaban para sentarse, a ratos algunos se ponían a cantar y cada vez que pasábamos por un túnel los niños se ponían a gritar emocionados como si fuera el tren de la bruja de una feria. Además tuve la suerte de coincidir con una pareja del país vasco que estaba de luna de miel y que me amenizaron mucho el viaje, si alguna vez leen esta entrada aprovecho para mandarles un saludo! :) incluso para los jubilados fue un gran viaje, si al comenzar todos tenían caras largas y de cabreo al final todos estaban sonrientes, contagiados por la alegría de los cingaleses.
Las primeras horas no podía ni acceder a mi cámara para hacer fotos, me limitaba a quedarme de pie hecho un churro sin poder ver nada por las ventanillas porque quedaban muy por debajo de mi nivel de visión. No fue hasta la última media hora cuando se vació un poco y pude hacer alguna fotos del interior del tren y finalmente los últimos quince minutos antes de llegar tuve la oportunidad de sentarme y disfrutar del paisaje, que por cierto, era una auténtica maravilla.
La zona del Hills country es una gran extensión montañosa de kilómetros y kilómetros de vegetación y plantaciones de té. Al verla parece imposible que esté a solo unas pocas horas de playas paradisiacas de arena blanca y palmeras.
Al llegar a Ella aún tenía toda la tarde por delante así que busqué un hotel, compré unos rotis para llevar y me dirigí hacía el Little Adam's Peak. Un paseo a través de un bosque y un par de plantaciones de té que resultó ser mucho más fácil y corto de lo que esperaba. Desde la cima las vistas eran una maravilla, montañas y campos que se perdían hasta el horizonte con el atardecer de telón de fondo.
Me habría quedado una eternidad contemplando el paisaje pero se estaba haciendo oscuro y empezó a llover así que me fui de vuelta al pueblo. De camino me encontré con una chica inglesa que había conocido en el tren así que fuimos a cenar y después a tomar algo. Fue un poco surrealista estar tomando un mojito en medio de plantaciones de té en Sri Lanka, pero qué vacaciones de verano que se precien no tienen al menos un mojito?
Me habría quedado una eternidad contemplando el paisaje pero se estaba haciendo oscuro y empezó a llover así que me fui de vuelta al pueblo. De camino me encontré con una chica inglesa que había conocido en el tren así que fuimos a cenar y después a tomar algo. Fue un poco surrealista estar tomando un mojito en medio de plantaciones de té en Sri Lanka, pero qué vacaciones de verano que se precien no tienen al menos un mojito?
Aunque en este caso se trataba sobretodo del viaje en tren que cruzaba una de las zonas más bonitas del país más que del destino en sí, me abría gustado quedarme al menos un día más en Ella para hacer alguno de los trekkings por los alrededores, pero haciendo cuentas no tenía ningún día que perder si quería coger el vuelo de vuelta a Bangkok desde Colombo. Así que al día siguiente me subí a un autobús con dirección a la costa sur para dejar atrás las bajas temperaturas y volver a disfrutar de un poco de sol y playa.