Una furgoneta me había recogido en el hotel poco antes del alba para dejarme en una cafetería con decenas de turistas, la mayoría chinos y coreanos. Estaba sentado en una mesa tomando un café con dos chicas japonesas que no hablaban ni una palabra de inglés mientras pensaba en por qué nos habían hecho madrugar tanto para después hacernos esperar una hora.
Los primeros rayos del sol ya empezaban a asomarse tras las extrañas montañas y rocas en forma de chimenea, pero seguía sin verse ningún globo en el cielo. En los últimos dos días se habían cancelado todos los vuelos debido al fuerte viento y la cosa no pintaba nada bien.
Los primeros rayos del sol ya empezaban a asomarse tras las extrañas montañas y rocas en forma de chimenea, pero seguía sin verse ningún globo en el cielo. En los últimos dos días se habían cancelado todos los vuelos debido al fuerte viento y la cosa no pintaba nada bien.