Y Romeo al ver aparece a JULIETA en la ventan exclamaba:
"¡Pero calla! ¿Qué luz brota de aquella ventana? ¡Es el Oriente, Julieta es el sol! Alza, bella lumbrera y mata a la envidiosa luna, ya enferma y pálida de dolor, porque tú, su sacerdotisa, la excedes mucho en belleza. No la sirvas, pues que está celosa. Su verde, descolorida librea de vestal, la cargan sólo los tontos; despójate de ella. Es mi diosa ¡ah, es mi amor! ¡Oh! ¡Que no lo supiese ella! Algo dice, no, nada. ¡Qué importa! Su mirada habla, voy a contestarle. Bien temerario soy, no es a mí a quien se dirige. Dos de las más brillantes estrellas del cielo, teniendo para algo que ausentarse, piden encarecidamente a sus ojos que rutilen en sus esferas hasta que ellas retornen. ¡Ah! ¿Si sus ojos se hallaran en el cielo y en su rostro las estrellas! El brillo de sus mejillas haría palidecer a éstas últimas, como la luz del sol a una lámpara. Sus ojos, desde la bóveda celeste, a través de las aéreas regiones, tal resplandor arrojarían, que los pájaros se pondrían a cantar, creyendo día la noche. ¡Ved cómo apoya la mejilla en la mano! ¡Oh! ¡Que no fuera yo un guante de esa mano, para poder tocar esa mejilla!"
No es sorprendente entonces que uno de los lugares más visitados de la ciudad sea la ficticia casa de Julieta, una preciosa casa de época con su correspondiente balcón y que saltó a la fama recientemente gracias a la película Cartas a Julieta, filmada en Verona y que gira entorno a una carta de amor depositada en este lugar. Las escenas fueron filmadas en el emplazamiento real y se da una imagen bastante fiel de lo que es la casa de Julieta, aunque eso sí, algo embellecida, ya que actualmente todas las paredes de la entrada están cubiertas por miles de pintadas y chicles pegados.
Habíamos planteado nuestra visita a Verona como una parada extra antes de nuestro último destino en Italia, y aunque teníamos ganas de ver alguna ciudad al margen de las grandes capitales del país, no esperábamos gran cosa, por lo que planeamos pasar tan solo un día, tiempo suficiente para visitar sus principales iglesias, palacios, plazas y monumentos romanos, pero después de estar allí nos habría gustado haberle dedicado al menos un día más.
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