La silueta del Monte Fuji es probablemente la imagen más representativa e icónica de Japón, pero con todas las montañas que hay en el mundo ¿qué tiene ésta de especial para ser tan famosa?
Bueno en primer lugar de trata de un volcán activo, todo y que su última erupción fue en 1708. Además con sus 3.776 metros de altura es el pico más alto de todo el país y su cumbre está cubierta de nieve la mayor parte del año. Por último se trata de la atracción más visitada de todo Japón tanto entre locales como extranjeros.
Su elegante figura ha sido el telón de fondo de cientos de novelas y películas así como una fuente de inspiración para muchos poetas y artistas a lo largo de la historia, como la famosa serie de estampas de Hokusai Treinta y seis vistas del Monte Fuji en las que en todas y cada una de ellas aparece la montaña de fondo.
Pero el Monte Fuji es mucho más que un centro de montañismo o una atracción turística, es un lugar de peregrinaje considerado sagrado por el sintoísmo y está rodeado de innumerables leyendas y fábulas y es por eso que curiosamente la UNESCO le concedió la denominación de bien cultural por encima de bien natural.
Recuerdo que viajando por primera vez Tokio a Kioto en el tren bala su imagen me sorprendió mirando por la ventanilla y ya no puede despegarme del cristal hasta que desapareció en la lejanía. Desde entonces he podido vislumbrarlo de lejos desde aviones, trenes y desde algún mirador de Tokio y aunque subir a la cima es uno de mis sueños pendientes, a mediados de Diciembre no era posible así que me dirigí al área de los cinco lagos, que es la mejor zona para contemplar el Fuji-san.
Escogí ir al lago Kawaguchi por ser el de más fácil acceso, pero a pesar de ser una zona muy turística, en invierno apenas había nadie y parecía una ciudad fantasma... no me encontré con ningún extranjero y al caer la noche todos los restaurantes estaban cerrados, incluso tuve que comprar comida en un Konbini (supermercado abierto las 24H) para poder cenar algo.
Suele decirse que el Fuji-san es tímido porque es muy común no poderlo ver por estar totalmente cubierto por las nubes, sin embargo tuve mucha suerte ya que a pesar del frío y estar todo helado, los dos días hizo mucho sol y pude disfrutar de las vistas tanto al atardecer como por la mañana.
Si os alojáis en Tokio es una escapada de una noche my recomendable.
Para ir a Kawaguchi-ko podéis coger un autobús desde Tokyo Station o Shinjuku directo a la estación de Kawaguchiko (dos horas y media) o en tren hasta la parada de Otsuki y allí cambiar de linea hasta Kawaguchiko que es la última parada (en total también unas 2 horas y poco), sobretodo no os bajéis en la parada Fujisan ¡a pesar del nombre de la estación!
Para ir a Kawaguchi-ko podéis coger un autobús desde Tokyo Station o Shinjuku directo a la estación de Kawaguchiko (dos horas y media) o en tren hasta la parada de Otsuki y allí cambiar de linea hasta Kawaguchiko que es la última parada (en total también unas 2 horas y poco), sobretodo no os bajéis en la parada Fujisan ¡a pesar del nombre de la estación!
Reconozco que pasé bastante frío, sobretodo madrugando y aprovechando hasta la noche para hacer fotos, pero haber pasado la tarde contemplando el atardecer desde el mirador del monte Tenjo mientras tomaba un té y unos dango fue una de las mejores experiencias de ese viaje.
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