Hoy es el día en el que empieza oficialmente la primavera y es difícil encontrar un lugar en el que se celebre esta estación con mayor devoción que en Japón, especialmente durante los breves días en que los cerezos florecen y todo el país se cubre de pétalos blancos.
Máxima expresión de belleza, fragilidad y fugacidad, el florecimiento de los sakura (cerezos) se celebra con el Hanami, que significa literalmente observar flores.
Durante esos primeros días de primavera es común que la gente se reúna bajo los cerezos para comer, beber y disfrutar de las flores pasando el rato con familia y amigos.
Hace unos años viajé desde Miyajima hasta Tokyo, con la idea de recorrer el país siguiendo la floración de los cerezos y fue uno de los viajes más bonitos que he hecho nunca.
Os dejo algunas fotos de sakuras en distintas regiones de Japón realizadas durante aquel viaje.
Castillo Himeji.
Miyajima.
Nara.
Es difícil hacerse una idea de lo especial que es el hanami si no se experimenta en persona, ya que es cierto que cerezos los hay en todas partes, no solo en Japón y son igualmente bonitos, pero lo que hace distinto al hanami es por una parte la emoción y admiración con la que se vive, son días en que todo el mundo sale a la calle para disfrutar de la naturaleza, en que las calles se llenan de puestos de comida, espectáculos y fiestas.
Y por el otro es también una de las máximas expresiones de la cultura nipona, demostrando el mimo y el cuidado por los detalles y la naturaleza que tienen los japoneses. Tanto en los parques, como en templos, jardines privados o en la mismísima montaña, se intenta potenciar la belleza propia de la naturaleza, haciendo que los árboles crezcan con formas que aquí solo vemos en los bonsais, cuidando como crecerá los árboles, como descenderán sus ramas, como se relacionan con los árboles de alrededor en cada estación, es la jardinería llevada al extremo de arte o incluso religión.
Uji.
Hiroshima.
Kioto.
Yokohama.
Recuerdo un día que salí a dar un paseo por el parque de Ueno, en Tokio, uno de los lugares con más cerezos de la ciudad y estaban todos en plena flor, pero tenía la batería descargada y no pude hacer ninguna foto. Fue un espectáculo impresionante que quise revivir tan solo dos días después, esta vez con la cámara cargada, pero que no pude inmortalizar ya que muchos de los árboles habían ya perdido las flores y poco tenía que ver con lo que había visto la primera vez.
Shinjuku Gyoen, Tokio.
Y es que el motivo por los que se vive con tanta expectación es porque poder ver todos los árboles en plena floración es algo que solo sucede una vez al año y dura muy pocos días, enseguida la flores empiezan a caer y es tal la cantidad de cerezos que hay que cuando sopla el viento se crean verdaderas nubes de flores y para cuando termina el hanami, parques y calles quedan cubiertos por una manto de pétalos blancos.
Chidorigafuchi, Tokio.
Menudo espectáculo que tiene que ser. Nosotros, al lado de casa, tenemos un parque de almendros que cuando se ponen en flor está precioso. Pero claro, la jardinería llevada al extremo no se lleva en Pucela ;)
ResponderEliminarUn abrazo.