Esta mañana nos hemos levantado aliviados al ver que el dolor de cabeza había desaparecido casi por completo, parece que ya nos estamos aclimatando a los 3650 metros de altura de Lhasa y más allá de una ligera fatiga en las extremidades estábamos bien y listos para ver la ciudad.
A primera hora fuimos hacia el Templo Jokhang, construido en el s.VII durante el reinado de Songsten Gampo. Dicho rey tuvo diversas esposas tibetanas con las que tuvo descendencia pero fueron su esposa nepalí y su esposa china, la princesa Wen Cheng, quines trajeron los más importantes tesoros y obras de arte al templo, entre ellas la escultura de oro del “Sakyamuni de doce años”, que dicen tiene más de dos mil años y fue esculpida en vida del buda. La visita ha sido muy interesante gracias a Dawa nuestro guía tibetano, que nos ha explicado muchas cosas y respondía a todas nuestras preguntas, así que hemos podido aprender mucho sobre el budismo tibetano, información que uno difícilmente puede encontrar sin estar aquí. Pero lo más interesante de Jokhang es el kora, el circuito de peregrinación que rodea al templo en el sentido de las agujas del reloj y que congrega a cientos de fieles de todas las partes del Tíbet. Muchos hacen una postración con cada paso que dan y así lo han hecho desde que iniciaron su peregrinación hasta llegar a Jokhang, lo que muchas veces implica algunos años, es por eso que llevan trozos de madera o plástico en manos, pies, rodillas y codos.
Los peregrino haciendo girar sus molinillos de oración se mezclan con los vendedores y los curiosos que transitan el mercado de Barkhor que rodea al templo, creando así una marea humana en constante movimiento que te atrapa y te cautiva desde el primer momento.
11.01.2009
Templo Jokhang
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