Esperamos unos minutos y de repente, como por arte de magia empezó a soplar el viento y en cuestión de segundos la nube se esfumó dejándonos ver por fin las aguas turquesas que cubren el enorme cráter del volcán Kawah Ijien.
Mientras disfrutábamos de las vistas, los trabajadores iban de un lado para otro cargando con las pesadas cestas llenas de sulfuro, pequeños hombrecillos que son capaces de ascender el cráter y luego descender la montaña a diario cargando con alrededor de 80 kilos de peso a sus espaldas. Yo que iba solo con mi cámara ya me cansé, no puedo ni imaginar el esfuerzo que supone hacer ese trayecto cargando con tal peso a cambio de la miseria que les pagan.
Como si el trabajo no fuera suficientemente duro de por si, además han de soportar los gases tóxicos y el hedor a huevos podridos que libera el volcán de forma ininterrumpida mientras extraen el sulfuro de la base el cráter. La situación de esta gente es muy triste, pero también es digno de admiración lo que son capaces de hacer para sacar adelante a sus familias.
Por otra parte el turismo no parece molestarles ya que mientras ganan unas 600 rupias por un kilo de sulfuro, cosa que equivale a solo 5 céntimos de euro, venden pequeños pedacitos a los turistas por alrededor de 10.000 rupias. Como no pude descender al interior el volcán debido a la gran humareda que había ese día, tampoco pude recoger el sulfuro por mi mismo en el cráter así que decidí comprarle un trocito a uno de los trabajadores pagando el precio supuestamente desorbitado que pedía y es que también hay que saber cuándo no regatear.
Si que ha valido la pena......... las fotos son espectaculares, bien por el B.y N. me gustan un beso loli
ResponderEliminarMuchas gracias Loli, me encanta verte por aquí de nuevo :) besos!
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