Seúl

Japón es uno de los destinos que levantan más pasiones en occidente y China se está convirtiendo en uno de los principales destinos turísticos del mundo. Qué sucede con Corea? por qué esta tierra con una de las culturas más antiguas e influyentes de Asia permanece prácticamente desconocida y fuera del radar de la mayoría de viajeros?
Eso es lo que yo quería descubrir y mi primera parada fue por supuesto Seúl.

La capital de Corea del Sur es simplemente enorme, tanto como para ser la segunda aréa metropolitana más grande del mundo con 25 millones de habitantes y mi primera impresión fue que se parecía demasiado a la que mantiene el primer puesto, Tokio. No es sorprendente si consideramos lo cercana que está geográficamente la capital coreana de la japonesa y los siglos de relación cultural entre ambos países, por no decir que ambas tuvieron que reinventarse y reconstruirse prácticamente desde cero debido a las guerras. 
Las dos son ciudades limpias y modernas, también se parecen en lo colorido de algunos edificios, en los carteles de neón y los paneles publicitarios por todas partes y en el contraste entre lo futurista y lo tradicional. Pero pronto descubrí que Seul tiene un carácter propio y que la diferencia del resto de grandes ciudades de sus vecinos asiáticos.

Pero en definitiva hay algo interesante que ver en Seúl? la verdad es que sí, mucho, casi demasiado.
Todas las grandes ciudades tienen por descontado muchas cosas que ver, pero yendo a lo principal, ciudades como Nueva York, Paris o Londres, pueden visitarse prácticamente en cuatro días y aún dejándote muchísimo por ver puedes decir que has visitado las atracciones turísticas más importante, pero con Seúl me he visto un poco desbordado. Al principio, sobre el papel, no me parecía que hubisese nada realmente imprescindible, al menos nada realmente famoso, pero después de pasar ocho días en la ciudad sin parar ni un momento, aún me quedé con las ganas de ver algunas cosas. Está repleta de preciosos palacios de la dinastía Joseon, templos, mercados, extensas zonas comerciales, museos, galerías, parques, paseos y además está rodeada de vegetación y montañas con extrañas formaciones rocosas.

Gracias a su entorno y su clima húmedo, es una ciudad muy verde, con muchos árboles y vegetación, y más que va a serlo gracias a los planes que está llevando a cabo el gobierno para construir una ciudad sostenible, más humana y más respetuosa con el medio ambiente. Uno de los mayores ejemplos de esta nueva iniciativa es el Cheonggyecheon, un río que cruzaba antiguamente la ciudad y que fue recuperado tras unas obras faraónicas y multimillonarias que resultaron en una de las zonas más bonitas y populares del centro.

Sin embargo algo que me llamó la atención, especialmente viniendo del sudeste asiático donde encuentras tantas culturas y etnias conviviendo juntas, fue lo uniforme que era la población. Corea  prácticamente no tiene inmigración y la mayoría de turistas son chinos y japoneses, además los viajeros occidentales son muy escasos, me imagino que en pleno verano habrá muchos más pero puedo contar con los dedos de una mano los turistas occidentales que yo me encontré. Es cierto que en todas las escuelas los profesores de inglés son nativos, la mayoría americanos, ya que aquí curiosamente el inglés americano es el que más valoran por encima del británico, y también hay algunos occidental trabajando en empresas, pero en general lo único que se ven por todas partes son coreanos, así que en resumidas cuentas yo desentonaba bastante.

Por otra parte uno de los puntos fuertes de Seúl es que hay muchos puestos de comida por la calle, cosa que me encanta. Desde helados, dulces, turrones, pastelitos de arroz, todo tipo de salchichas y frituras de pasta de pescado, patatas fritas y un montón de cosas más que no tengo ni idea de que eran, pero en general se trata de comida en pinchitos que puede comerse rápido, sin mancharse y además a precios asequibles.

Otra cosa que me ha gustado mucho es la floreciente escena artística que se manifiesta en los museos de arte, centros culturales, galerias, universidades o incluso en la propia calle y en la innovadora arquitectura y que marcan el ambiente de una ciudad que podría podría haber resultado fría y sumida en la rutina. 

Antes de llegar tenía mis dudas sobre Seúl, ya que todo y ser una ciudad importante, es relativamente poco visitada por occidentales y temía que fuera difícil de recorrer y poco adaptada a los que no hablan coreano. Sin embargo descubrí que está de sobra preparada para el turismo y es muy fácil de viajar, todo esta indicado en inglés y el servicio público funciona de maravilla, el metro es rápido, llega a todas las partes de la ciudad y además es barato. Por si fuera poco en las estaciones hay grandes pantallas táctiles para navegar por las lineas de metro, en la calle suele haber miembros del centro de turismo siempre dispuestos a ayudar y existe un numero de teléfono de asistencia al que llamar en caso de necesitar traducción o tener problemas al comunicarse a cualquier hora.

Cuando miras el mapa de Seúl por primera vez impresiona un poco, en cualquier guía encontraréis información sobre los palacios y templos que visitar, pero aquí os dejo mis cinco zonas preferidas y que os recomiendo que veáis si pasáis por la ciudad:
-Gyeongbokgung: alrededor de la estación de metro con dicho nombre y bordeando el palacio ha surgido una zona de museos, pequeñas galerías de arte y estudios de artistas, además de cafés y pastelerías con mucho encanto, todo un entramado de callejuelas entre edificios bajos con un ambiente muy auténtico, ideal para perderse una mañana.

-Insa-dong: Zona muy turística, pero no por ello menos interesante, con muchos restaurantes, tiendas de artesanía, algún museo y un paseo muy agradable en el que se encuentran muchos puestos de comida en la calle. Yendo más hacia el norte se puede enlazar con la Buchon Hanok Village, repleta de casas bajas tradicionales y pequeños restaurantes, es como estar de repente en un pueblo lejos del ajetreo de la gran ciudad.

-Orilla sur del río Han: Entre el puente Mapo y el Yanghwa se extiende toda una zona perfecta para ir en bici, hacer deporte, ir de picnic, simplemente estirarse en la hierba a leer o ver el atardecer desde la playa con vistas al skyline de Seúl. Además los fines de semana hay mucho ambiente con gente practicando todo tipo de actividades al aire libre.

-Hongdae: Alrededor de la universidad de Arte se ha desarrollado todo un barrio de rastaurantes, bares y pubs, el sitio ideal para salir de fiesta los fines de semana. El ambiente es mucho más bohemio, con mucha gente joven y donde siempre están pasando cosas en plena calle, también es de los sitios más frecuentados por extranjeros.

-Myeong-dong: quizás os sorprenda que la recomiende, ir a Seul y no visitarla es prácticamente imposible ya que es la principal zona comercial de la ciudad, pero todo y que puede ser un poco agobiante acabó siendo uno de mis sitios preferidos. Es una locura, un gigantesto entramado de tiendas de todo tipo donde puedes encontrar cualquier marca internacional que se te ocurra, por lo visto los coreanos lo están empezando a llamar el barrio japonés ya que es donde van todos los turistas de este país a gastar como locos y donde confirmo que se escucha hablar más japonés que coreano! pero lo que más me gustó es el ambiente, esta lleno de tenderetes de comida en la calle, también suelen haber actuaciones, normalmente competiciones de baile de gente joven de lo más freaky, desde luego uno de los sitios más animados y divertidos de la ciudad.

En definitiva, Seúl es una ciudad que no para de crecer, que mira hacia el futuro, centrada en los negocios y en estar siempre a la última para no quedar atrás de las superpoténcias de Japón y China. Una ciudad que busca la innovación en el diseño, la arquitectura, el arte y la tecnología pero que al mismo tiempo esta  decidida a preservar y valorar el pasado.











Que os a parece, os animáis a visitarla? a mi me encantó.